Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Nuestra Pascua inmolada, aleluya,
es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.
 
Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,
el mundo renovado
canta un himno a su Señor.
 
Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!
La muerte, derrotada,
ha perdido su aguijón.
 
Pascua sagrada,
¡oh noche bautismal!
 
Del seno de las aguas
renacemos al Señor.
 
Pascua sagrada, ¡eterna novedad!
Dejad al hombre viejo,
revestíos del Señor.
 
Pascua sagrada. La sala del festín
se llena de invitados
que celebran al Señor.
 
Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!
Vivamos la alegría
dada a luz en el dolor.

SALMODIA

Ant. 1. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Salmo 44
LAS NUPCIAS DEL REY
Llega el esposo, salid a recibirlo (Mt 25, 6).
I

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
 
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
 
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
 
Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.
 
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Ant. Bendito el que viene en nombre del Señor. Aleluya.

Ant. 2. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya.

II
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.
 
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
 
"A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra".
 
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.

Ant. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero. Aleluya.

Ant. 3. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Aleluya.

Cántico Ef 1, 3-10
EL DIOS SALVADOR

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Ant. De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Aleluya.

LECTURA BREVE Hb 8, 1b-3a

Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos y es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el Señor y no por hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios.

RESPONSORIO BREVE

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría, Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio. Aleluya.

MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Espíritu de la verdad, que procede del Padre, dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio. Aleluya.

PRECES

Llenos de gozo, oremos a Cristo, el Señor, que con su resurrección ha iluminado el mundo entero, y digámosle:

Cristo, vida nuestra, escúchanos.

Señor Jesús, que te hiciste compañero del camino de los discípulos que dudaban de ti,
— acompaña también a tu Iglesia peregrina entre las dificultades e incertidumbres de esta vida.

No permitas que tus fieles sean torpes y necios para creer,
— aumenta su fe, para que te proclamen vencedor de la muerte.

Mira, Señor, con bondad a cuantos no te reconocieron en su camino,
— y manifiéstate a ellos, para que te confiesen como a su salvador.

Tú que por la cruz reconciliaste a todos los hombres, uniéndolos en tu cuerpo,
— concede la paz y la unidad a las naciones.

Tú que eres el juez de vivos y muertos,
— otorga a los difuntos que creyeron en ti la remisión de todas sus culpas.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.  

ORACIÓN

Te pedimos, Señor de misericordia, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.