Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.
 
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: «Venid y trabajad.»
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: «Llenadla de pan.»
 
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: «Construid la paz.»
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: «Levantad la ciudad.»
 
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: «Es tiempo de crear.»
Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.
 
Gloria al Padre, Y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.

SALMODIA

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

Salmo 21
DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?
A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá, sabaktaní.» (Mt 27, 46).
I

Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
a pesar de mis gritos,
mi oración no te alcanza.
 
Dios mío, de día te grito,
y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
 
En ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres;
en ti confiaban, y no los defraudaste.
 
Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente,
desprecio del pueblo;
al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere".
 
Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado
en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos,
que el peligro está cerca
y nadie me socorre.

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

II

Me acorrala un tropel de novillos,
me cercan toros de Basán;
abren contra mí las fauces
leones que descuartizan y rugen.
 
Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;
 
mi garganta está seca como una teja,
la lengua se me pega al paladar;
me aprietas
contra el polvo de la muerte.
 
Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.
 
Ellos me miran triunfantes,
se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
 
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
líbrame a mí de la espada,
y a mi única vida de la garra del mastín;
sálvame de las fauces del león;
a éste pobre, de los cuernos del búfalo.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

III

Fieles del Señor, alabadlo:
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.
 
Porque no ha sentido desprecio ni repugnancia
hacia el pobre desgraciado;
no le ha escondido su rostro:
cuando pidió auxilio, lo escuchaba.
 
Él es mi alabanza en la gran asamblea.
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
Viva su corazón por siempre.
 
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
 
Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán todas las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
 
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer;
todo lo que hizo el Señor.

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

TERCIA

LECTURA BREVE Hch 2, 32. 36

Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos. Por lo tanto, todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios los ha constituido Señor y Mesías.

V. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.
R. Y se ha aparecido a Simón. Aleluya.

ORACIÓN

Oh Dios, que por la glorificación de tu Hijo Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEXTA

LECTURA BREVE Ga 3, 27-28

Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya.
R. Al ver al Señor. Aleluya.

ORACIÓN

Oh Dios, que por la glorificación de tu Hijo Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

NONA

LECTURA BREVE 1 Co 5, 7-8

Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.

V. Quédate con nosotros, Señor. Aleluya.
R. Porque ya es tarde. Aleluya.

ORACIÓN

Oh Dios, que por la glorificación de tu Hijo Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor. 
R. Demos gracias a Dios.