Liturgia de las horas

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.

HIMNO

Estoy, Señor, en la ribera sola
del infinito afán. Un niño grita
entre las olas, contra el viento yermo.
 
A través de la nada,
van mis caminos
hacia el dolor más alto,
pidiendo asilo.
 
La espuma me sostiene,
y el verde frío
de las olas me lleva,
pidiendo asilo.
 
Hacia el amor más alto
que hay en mí mismo,
la esperanza me arrastra,
pidiendo asilo.
 
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El Señor rodea a su pueblo.

Salmo 124
EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO
La paz de Dios sobre Israel (Ga 6, 16).

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
 
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
 
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
 
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Ant. El Señor rodea a su pueblo.

Ant. 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Salmo 130
ABANDONO CONFIADO EN LOS BRAZOS DE DIOS
Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29).

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
 
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Ant. 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Cántico Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
 
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
 
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA BREVE Rm 12, 9-12

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed carin?o- sos unos con otros, estimando a los dema?s ma?s que a uno mismo. En la actividad, no sea?is descuidados; en el espi?ritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Sen?or. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulacio?n, sed asiduos en la oracio?n.

RESPONSORIO BREVE

V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

MAGNIFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

PRECES

Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:

Escúchanos, Señor.
 
Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu Hijo,
— haz que por él crezcamos en todo conocimiento.
 
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan,
— dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y obrar.
 
Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti procede,
— haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.
 
Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
— da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.

Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
— no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.
 
Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: 

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. 

ORACIÓN

Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.