Liturgia de las horas

Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.
 
Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.
 
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén. 

SALMODIA

Ant. 1. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán», dice el Señor.

Salmo 118, 81-88
XI (Kaf)

Me consumo ansiando tu salvación,
y espero en tu palabra;
mis ojos se consumen ansiando tus promesas,
mientras digo: "¿Cuándo me consolarás?"
Estoy como un odre puesto al humo,
pero no olvido tus leyes.
 
¿Cuántos serán los días de tu siervo?
¿Cuándo harás justicia de mis perseguidores?
Me han cavado fosas los insolentes,
ignorando tu voluntad;
todos tus mandatos son leales,
sin razón me persiguen, protégeme.
 
Casi dieron conmigo en la tumba,
pero yo no abandoné tus decretos;
por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca.

Ant. «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán», dice el Señor.

Ant. 2. Tú eres mi refugio y mi bastión contra el enemigo.

Salmo 60
ORACIÓN DE UN DESTERRADO
Oración del justo que espera la vida eterna (S. Hilario).

Dios mío, escucha mi clamor,
atiende a mi súplica;
te invoco desde el confín de la tierra
con el corazón abatido:
 
llévame a una roca inaccesible,
porque tú eres mi refugio
y mi bastión contra el enemigo.
 
Habitaré siempre en tu morada,
refugiado al amparo de tus alas;
porque tú, oh Dios, escucharás mis votos
y me darás la heredad de los que veneran tu nombre.
 
Añade días a los días del rey,
que sus años alcancen varias generaciones;
que reine siempre en presencia de Dios,
que tu gracia y tu lealtad le hagan guardia.
 
Yo tañeré siempre en tu honor,
e iré cumpliendo mis votos día tras día.

Ant. Tú eres mi refugio y mi bastión contra el enemigo.

Ant. 3. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.

Salmo 63
SÚPLICA CONTRA LOS ENEMIGOS
Este salmo se aplica especialmente a la pasión del Señor (S. Agustín).

Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:
 
afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.
 
Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: "¿quién lo descubrirá?"
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.
 
Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.
 
Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.
 
El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Ant. Protege mi vida, Señor, del terrible enemigo.

TERCIA

LECTURA BREVE Dt 8, 5b-6

El Señor, tu Dios, te ha educado como educa un padre a su hijo; para que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, sigas sus caminos y lo temas.

V. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable.
R. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
 
ORACIÓN

Señor Dios, Padre todopoderoso, infúndenos la luz del Espíritu Santo para que, libres de toda adversidad, podamos alegrarnos siempre en tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.

SEXTA

LECTURA BREVE 1 Re 5, 16-17

Esfuérzate y sé hombre. Sé fiel al Señor tu Dios marchando por los caminos, guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, como están escritos en la ley de Moisés, para que seas afortunado en cuanto hagas y dondequiera que vayas.

V. Guíame, Señor, por las sendas de tus mandatos.
R. Porque ella es mi gozo.
 
ORACIÓN

Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Jesucristo nuestro Señor.

NONA

LECTURA BREVE Jr 6, 16

Poneos en los caminos y mirad, preguntad a las sendas antiguas: «¿Es éste el buen camino?» Caminad por él, y hallaréis reposo para vuestras almas.

V. Tus preceptos son mi herencia perpetua.
R. La alegría de mi corazón.
 
ORACIÓN

Escucha, Señor, nuestra oración y danos la abundancia de tu paz, para que, por intercesión de la santísima Virgen María, después de haberte servido durante toda nuestra vida, podamos presentarnos ante ti sin temor alguno. Por Jesucristo nuestro Señor.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.  
R. Demos gracias a Dios.