Liturgia de las horas

Vísperas

I VÍSPERAS

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.  

HIMNO  

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.
 
Desde el vientre escogido
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.
 
El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.
 
Cuerpo de duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.
 
No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
sí la palabra ardiente
tu palabra de acero.
 
En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.
 
En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.
 
Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y ante el Sol que nacía
se apagó tu lucero.
 
Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.
 
Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.

SALMOS

Ant. 1. Isabel, esposa de Zacarías, dio a luz a un gran hombre: Juan Bautista, el precursor del Señor. 

Salmo 112
ALABADO SEA EL NOMBRE DE DIOS 

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
 
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
 
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos. 

Ant. Isabel, esposa de Zacarías, dio a luz a un gran hombre: Juan Bautista, el precursor del Señor. 

Ant. 2. Juan, el precursor del Señor, nació del vientre de una anciana y estéril. 

Salmo 145
FELICIDAD DE LOS QUE ESPERAN EN DIOS 

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
 
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
 
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
 
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
 
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
 
El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
 
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. 

Ant. Juan, el precursor del Señor, nació del vientre de una anciana y estéril. 

Ant. 3. No ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista. 

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN 

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
eirreprochables ante Él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra. 

Ant. No ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista. 

LECTURA BREVE  Hch 13, 23.25 

Según lo prometido, Dios sacó de la descendencia de David un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: «Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias». 

RESPONSORIO BREVE 

V. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
R. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos
V. Tras de mí viene un hombre que existía antes que yo.
R. Allanad sus senderos
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. 

CÁNTICO EVANGÉLICO 

Ant. Habiendo entrado Zacarías en el santuario del Señor, se le apareció el ángel Gabriel, de pie a la derecha del altar del incienso. 

MAGNIFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
 
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
 
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
 
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Ant. Habiendo entrado Zacarías en el santuario del Señor, se le apareció el ángel Gabriel, de pie a la derecha del altar del incienso. 

PRECES 

Invoquemos con alegría a Dios, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres la venida del reino de Cristo, y digámosle:
 
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.
 
Tú que llamaste a Juan desde el vientre de su madre para preparar los caminos de tu Hijo, 
- ayúdanos a ir tras el Señor con la misma fidelidad con que Juan fue delante suyo.
 
Así como concediste al Bautista poder reconocer al Cordero de Dios, 
- haz que tu Iglesia lo señale y que los hombres de nuestra época lo reconozcan.
 
Tú que dispusiste que tu profeta menguara y que Cristo creciera, 
- enséñanos a ceder ante los otros para que tú te manifiestes.
 
Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia, 
- haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad.
 
Acuérdate de los que han salido ya de este mundo, 
- dales entrada en el lugar de la luz y de la paz.
 
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad  en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.  

ORACIÓN 

OH, Dios,
que suscitaste a san Juan Bautista
para que preparase a Cristo el Señor
una muchedumbre bien dispuesta,
concede a tu pueblo el don de la alegría espiritual
y dirige los corazones de todos los fieles
por el camino de la salvación y de la paz.
Por nuestro Señor Jesucristo. 

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.